sábado, 24 de noviembre de 2007

El libro de las palabras

Teresa se perdió la fiesta del Amagüestu porque estaba enferma, así que, en cuanto volvió, la clase tuvo que contárselo todo, con pelos y señales.
Mar, la otra maestra de EI-5, le había dado a Teresa una lista con un montón de palabras nuevas. Palabras que tenían que ver con la Exposición de objetos tradicionales asturianos y con los utensilios que utilizó la Filandera.
Teresa las iba leyendo y el grupo le explicaba lo que recordaba. Con algunas no hubo ningún problema. Con otras surgieron algunas dudas. ¿Cómo se escribe huso, con hache, o sin hache? Teresa no se acordaba, en aquel momento. ¿Qué hacemos? Mirarlo en el Libro de las Palabras, por supuesto.
–Primero voy a buscarla con hache. La hache no suena, así que, a lo mejor, la lleva, aunque no la oigamos.
Y sí, allí estaba. Teresa señaló la palabra en la página y la mostró a la clase. Luego leyó.
Según iba leyendo, las cabezas asentían. Todo coincidía: el material, la forma…
–Sí, sí, es eso, es eso.
Luego, por las dudas, buscaron a ver si venía sin hache. Y sí, venía. Como la hache no se oye… pero no significaba lo mismo, aunque es una palabra que utilizamos mucho.
–Vamos a ver si están las otras.
Teresa las buscaba y las leía. Las criaturas se miraban unas a otras sonriendo y asistiendo con satisfacción.
De repente, un problema. Parafusa no está en el diccionario. Teresa explicó lo que ella entendía por parafusa, pero no tenía nada que ver con el trabajo de la Filandera.
–Igual es porque como este es un diccionario escolar, no vienen todas las palabras.
– ¿Y si probamos en Internet?
Dicho y hecho. Todo el grupo se acercó a uno de los ordenadores. Teresa abrió la página de la Real Academia de la Lengua y escribió parafusa.
–La palabra parafusa no está en el diccionario –leyó Teresa.
Pero sí aparecía en las imágenes de Google. Igual, igual que la que había llevado la Filandera.